Numerosas investigaciones provenientes de diversas disciplinas del conocimiento, como la psicología, la pedagogía, la sociología y las neurociencias, han detonado una nueva tendencia en el ámbito de la educación al afirmar que la movilidad emocional, se encuentra estrechamente relacionada con el aprendizaje formal y no formal, mas allá de la naturaleza del espacio en que éste ocurre.